El plástico es un material omnipresente en nuestra vida diaria gracias a sus múltiples y valiosas cualidades, como su durabilidad, ligereza, flexibilidad y capacidad para moldearse en diversas formas.
Estas características lo hacen ideal para aplicaciones tan variadas como la ropa que usamos, las botellas en las que bebemos, las pinturas que decoran las paredes de nuestras casas o los neumáticos que aseguran el rendimiento de nuestros vehículos. Así, el plástico está presente en prácticamente todos los productos de nuestro entorno, cumpliendo funciones esenciales y facilitando nuestra vida cotidiana.
Hasta aquí, todo perfecto. «El problema es que mal gestionado, se convierte en un contaminante y en pequeño tamaño es un contaminante mucho más difícil de gestionar», comenta Raquel Parra Sánchez, CEO de Captoplastic hasta mayo de este año 2024 y desde entonces CTO de la compañía.
La empresa nació en junio de 2020, precisamente, con la misión de desarrollar tecnología capaces de controlar y capturar los microplásticos presentes en el medio acuoso, evitando así que lleguen tanto a los animales, como a los seres humanos.
Y es que, su tamaño diminuto —comprendido entre una micra y cinco milímetros— facilita su dispersión en el medioambiente, con lo que es posible encontrarlos tanto en el agua como en los tejidos de animales acuáticos y también, de manera especialmente preocupante, en el cuerpo humano.
“Se han encontrado microplásticos en la sangre, la placenta o el cerebro humano y es cada vez mayor el número de estudios que relacionan su presencia en nuestro cuerpo con enfermedades de nuestro día a día. Con lo cual los microplásticos no son solo un problema para el medio ambiente, sino también para la salud», explica Raquel Parra.
El tamaño de los microplásticos, comprendido entre 1 micra y 5 milímetros, facilita su dispersión en entornos acuáticos, llegándose a encontrar en la sangre, la placenta o el cerebro humano
Dos líneas de negocio para fenar el problema
Según la experta, los microplásticos pueden ser primarios, en cuyo origen ya tienen ese tamaño minúsculo que señalábamos antes, o secundario, cuando provienen del desgaste de plásticos más grandes.
En cualquier caso, la filosofía de Captoplastic es tratar el agua antes de que lleguen al entorno natural. Por eso, sus tecnologías están diseñadas para implementarse en las depuradoras, ya sean industriales o urbanas, «porque son un foco de emisión directa al medio, bien a ríos, mares u océanos», puntualiza Parra.
La empresa ha desarrollado dos líneas de negocio: una para el control de los microplásticos y otra para su captura.
En la primera línea, la empresa ya comercializa varios productos que permiten cuantificar la cantidad de microplásticos que hay en un medio acuoso. Con ello, pone en el mecado unas herramientas esenciales para dimensionar el problema antes de actuar, como explica Ismael Olmedo Cano, CEO de Captoplastic: “Esta parte es fundamental, porque para poder solucionar el problema, el primer paso es ser consciente de él y esto lo conseguimos con el control».
Para ello, a través de un método desarrollado por la propia empresa, pueden saber qué cantidad de microplásticos en miligramos hay por litro en cualquier muestra de agua, incluso en muestras complejas como aguas de retornos o pretratamiento de depuradoras; «Incluso estamos avanzando hacia el análisis de fangos», puntualiza.
En esta línea ofrecen desde kits de análisis hasta equipos de laboratorio, como el Captolab, y en unos meses presentarán un nuevo equipo de de monitoreo en línea, el Captonline.
La segunda línea de negocio se centra en la captura de microplásticos. Sobre ella, Ismael Olmedo explica que una vez conocen la magnitud del problema, aplican la solución con la implementación de sus plantas de captura de microplásticos que se adaptan a diferentes caudales, desde pequeños a grandes flujos, como las depuradoras urbanas.
En relación al valor diferencial que los productos de Captoplastic ofrecen comparados con otros existentes, el CEO apunta que «en cuanto a las soluciones de control, no existen otras disponibles en el mercado para aguas ‘sucias’, lo que conocemos como matrices complejas que pueden ser las aguas de depuradora. Nuestro método es sencillo, preciso y apto para todo tipo de aguas«.
Por su parte, la tecnología de captura puede llegar al 90% de eficacia en eliminación de microplásticos, pero además puede trabajar en continuo, sin necesidad de realizar grandes obras para su implementación. Además, otra de las ventajas que aporta es que puede trabajar en las primeras etapas de la depuradora, lo que consigue sacar totalmente los microplásticos del sistema, evitando que lleguen al lodo y, por supuesto, eliminándolos de la línea de agua. «Es económico en costes de inversión y operación», añade el responsable.
La tecnología de captura de Captoplastic puede llegar al 90% de eficacia en eliminación de microplásticos, pero además puede trabajar sin necesidad de realizar grandes obras para su implementación
Superando retos y ganando visibilidad
El recorrido de Captoplastic no ha estado extendo de desafíos. El primero que enfrentó la empresa durante el desarrollo fue el escalado de la tecnología. Así lo cuenta Raquel Parra: «Desde el inicio, teníamos claro el punto de aplicación y para ello necesitábamos que la tecnología fuese capaz de tratar grandes caudales y de manera continua, evitando la construcción de grandes piscinas de obra civil para conseguir que fuera viable no solo técnicamente, sino también económicamente».
Luego, otro reto importante fue el control, ya que al tratar aguas desconocidas y complejas, necesitaban medir los microplásticos antes y después de aplicar su tecnología para verificar su eficacia. Sin embargo, los métodos existentes no eran útiles, así que tuvieron que desarrollar uno propio de análisis adaptado a este tipo de aguas.
Parte de estos desafío, pudieron enfrentarlos con el apoyo de Cajamar Innova, la incubadora de empresas de Alta Tecnología del Agua de Fundación Cajamar, ya que en 2022, Captoplastic fue seleccionada para participar en su programa.
«Fue una experiencia muy positiva. Nos aportó conocimientos, visibilidad y también poder movernos en un entorno de innovación, conociendo a otras empresas que estaban pasando o habían ya pasado por situaciones similares a las tuyas, con los problemas y las alegrías en el crecimiento. Esa parte fue muy enriquecedora», reconoce Raquel Parra. Otro punto a favor que señala es que les ayudó a entrar en contacto con diferentes profesionales; «Con alguno de ellos seguimos colaborando en la implantación ya industrial de nuestra tecnología».
Participar en el programa de incubación de Cajamar Innova aportó a la startup conocimientos, visibilidad y poder moverse en un entorno de innovación
Preparada para ofrecer una solución mundial
Hoy, el impacto de la tecnología de Captoplastic es enorme. «Como comentábamos antes, la eficacia en algunos casos es superior al 90%. Buscamos que el medio ambiente quede, poco a poco, libre de este contaminante y por ende los seres humanos», asegura Olmedo.
Además, los microplásticos que capturan son susceptibles de ser revalorizados. De hecho, la compañía ya está enfocada en diferentes vías para darles una segunda vida. «Queremos que no solo sea una solución a un problema, sino una oportunidad que apoye a la economía circular».
Así, pensando en el futuro, Olmedo ve a Captoplastic como una empresa consolidada, con su tecnología implementada no solo en España y Europa, sino también a nivel global, porque tal y como señala: “los microplásticos son un problema mundial y Captoplastic está preparada para ofrecer una solución que también lo sea”.