“El éxito pasado no garantiza el éxito futuro”. Esta frase, tan conocida en el mundo de la inversión, cobra especial relevancia para los empresarios o emprendedores que ya han alcanzado logros importantes.
Cualquier venture capital estaría encantado de invertir en un emprendedor que cuenta con un historial probado de éxito y la habilidad de transformar desafíos en oportunidades de negocio.
Para tener éxito en nuevos proyectos, el emprendedor tiene que cambiar el status quo, para lo que es necesario innovar y hacer las cosas de forma diferente. Por muy brillante que sea su trayectoria, esta innovación lleva a vivir situaciones de incertidumbre, indecisión o dificultad.
Esos momentos, lejos de ser indicativos de fracaso, representan una oportunidad para reflexionar, cuestionar enfoques previos y buscar nuevas ideas que permitan avanzar con mayor claridad y confianza.
Tradicionalmente, los emprendedores se han enfrentado a estas situaciones desde la mayor de las soledades. Sin embargo, en momentos así, cada vez es más frecuente contar con un coach como el compañero que te ayuda a crecer personal y profesionalmente.
Este acompañamiento ayuda a abordar los desafíos, y también potencia habilidades clave como la toma de decisiones estratégicas, la comunicación efectiva o el desarrollo de un liderazgo más humano. Al contar con el apoyo de este tipo de expertos, los fundadores de startups pueden transformar la incertidumbre en un motor de mejora continua, asegurando así una base sólida para hacer frente a los retos futuros.
Rompiendo mitos sobre el liderazgo
En un ecosistema empresarial donde la presión por demostrar capacidad y éxito es constante, los emprendedores o empresarios tradicionalmente han adoptado una fachada de seguridad inquebrantable.
Ahora bien, este ideal de perfección es irreal y contraproducente. La cultura empresarial tradicional ha promovido la idea de que los líderes deben ser infalibles, pero esta mentalidad está cambiando. Hoy sabemos que la vulnerabilidad no es una debilidad, sino una herramienta poderosa para construir relaciones más sólidas y genuinas.
Un coach permite a los fundadores explorar su vulnerabilidad como una fortaleza, ayudándoles a conectar mejor con sus equipos y generar relaciones basadas en la confianza. Por ejemplo, es común que un emprendedor exitoso asuma que siempre tiene todas las respuestas.
Esto dificulta su capacidad de delegar o admitir errores. Reconocer nuestras debilidades fomenta un liderazgo más abierto y colaborativo, mejorando la dinámica interna y reforzando la cultura empresarial.
Relacionado con esto, a medida que las startups van teniendo más éxito y los equipos crecen, es común que sus fundadores pierdan el acceso a un feedback honesto y directo. Las jerarquías y las expectativas pueden crear barreras que dificultan la comunicación abierta.
En este contexto, un coach también puede actuar como una figura externa y neutral, capaz de ofrecer una visión objetiva sobre las decisiones y estrategias del líder.
Así mismo, es frecuente que un coach desafíe las suposiciones del emprendedor, ayudándole a cuestionar sus puntos ciegos y explorar nuevas formas de abordar los retos empresariales. Esto es especialmente útil en el momento de abordar la toma de decisiones críticas para la compañía, como una adquisición o un cambio de rumbo significativo.
Gestionar las emociones para tomar mejores decisiones
En momentos de mucha presión, las emociones juegan un papel crucial en la toma de decisiones. Es muy difícil no dejarse llevar por impulsos emocionales, y una mala decisión puede ser muy negativa para la empresa. Un coach proporciona un espacio seguro donde los fundadores pueden procesar sus emociones, encontrado un equilibrio con la lógica y el análisis objetivo.
Por ejemplo, ante la posibilidad de una adquisición, un coach puede ayudar al fundador a sopesar pros y contras desde una perspectiva emocional y racional, evitando decisiones precipitadas. Este apoyo garantiza que las decisiones sean consistentes con la visión y los objetivos a largo plazo del fundador y de la empresa.
La importancia del ‘propósito’
Asimismo, en un entorno empresarial en constante evolución, es fácil quedar atrapado en las exigencias del día a día y perder de vista el propósito. El coaching actúa como un recordatorio constante de la importancia de reflexionar sobre el futuro, de no olvidar tu meta. Este proceso permite a los fundadores anticipar retos, planificar estrategias y mantener el enfoque en los objetivos a largo plazo.
En otras palabras, un coach puede trabajar con un fundador para desarrollar una hoja de ruta que contemple tanto el crecimiento empresarial como su propio desarrollo personal. Este equilibrio es clave para maximizar las probabilidades de éxito a largo plazo del proyecto.
Una reflexión final
El mundo empresarial cambia muy rápido. En los últimos años hemos visto como en el sector tecnológico los ‘disruptores’, pasan a ser ‘disruptidos’. La idea de que el éxito exime de la necesidad de mejora continua es un mito que debemos desterrar.
Los fundadores con historias de éxito también se enfrentan a retos únicos y complejos que pueden abordarse mejor con el apoyo de un coach. En un mundo donde el cambio es la única constante, invertir en coaching no es sólo una opción; es una necesidad.
Y como bien dice el proverbio chino: El mejor momento para plantar un árbol fue hace 20 años. El segundo mejor momento es ahora. Nunca es tarde para cultivar el éxito futuro. Sigamos trabajando en ello.