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El espejismo de la igualdad de género en las empresas
Eva Díaz Ejecutiva, consultora y especialista en liderazgo, estrategia, tecnología y talento y CEO de Shaping The New

El espejismo de la igualdad de género en las empresas

Esta experta defiende un plan de acción para la consolidación de las políticas de igualdad de género en las empresas

08/03/2025  Redacción EmprendedoresFirmas
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El espejismo de la igualdad de género en las empresas

La igualdad está en peligro. Nos sentamos a la mesa, pero seguimos sin el poder real. Esta es la cruda realidad que expongo en el paper Woman & Power, publicado con la Fundación Friedrich Naumann Madrid.

Durante los últimos meses, he analizado informes como Women in Business 2024 de Grant Thornton, Women at Workplace 2024 de McKinsey, Presencia de mujeres en posiciones relevantes en IBEX35 y Euronext 2022 de EJE&CON y el informe de la Fundación Woman Forward en España.

Detrás de cifras aparentemente optimistas sobre la presencia de mujeres en los comités de dirección de las empresas, se oculta una dura verdad: la igualdad de género en el mundo corporativo está lejos de consolidarse y corre el riesgo de estancarse o incluso retroceder.

Los números nunca mienten

En España, las mujeres ocupan el 40% de los puestos en los comités de dirección, pero solo el 10% de los cargos de poder ejecutivo. Más alarmante aún, el porcentaje de mujeres CEO cayó del 28% en 2023 al 19% en 2024 a nivel mundial.

En Estados Unidos, la brecha también es preocupante, especialmente por el impacto que las tendencias en este país tienen en las empresas europeas. La disparidad en percepción sobre la situación de las mujer entre los ejecutivos (9 de cada 10 considera que es una realidad) y la mujer (solo el 36 % la consideran una realidad) y la importancia de la igualdad ha cambiado drásticamente entre hombres y mujeres: mientras que para las mujeres su relevancia aumentó del 68% al 71% entre 2017 y 2024, para los hombres cayó del 48% al 38%.

Estos datos son una alerta, aún más cuando grandes compañías estadounidenses han anunciado que reducirán sus inversiones y esfuerzos en programas de igualdad. Cuando las decisiones no se toman desde el convencimiento, sino por presión social o legal, desaparecen en cuanto esa presiónn se desvanece.

El cambio solo puede producirse desde el poder ejecutivo

La igualdad se alcanza cuando forme parte de la cultura “real” empresarial, no de la “comunicada”. Y la cultura no cambia ni por la formación ni por imposición, y tampoco cambia por muchas campañas de comunicación que se lancen.

La cultura se  demuestra a través de los valores que la alta dirección transmite en sus comportamientos y actitudes diarias. El resto (formación, comunicación, políticas) solo son herramientas de apoyo inútiles frente a ejecutivos con poder que actúan en sentido contrario.

Por eso, debemos ser nosotras las que desde esas posiciones de poder mostremos los valores de una cultura de igualdad y, desde el ejemplo, consigámoslos que sean aceptados e interiorizados por los equipos de trabajo.

Pero como los números demuestran, no tenemos ese poder. Y alcanzarlo es el reto al que nos enfrentamos de manera inexcusable. Un reto que nos enfrenta a la compleja relación de la mujer con el poder.

Una relación “tóxica”. En la que nos dicen desde edades muy tempranas que no es para nosotras. En la que la presión social por cumplir con el “rol de la mujer” nos vence. O en la que sentimos que debemos masculinizarnos para alcanzar ese poder, yendo en contra de nuestra esencia.

El reto es creer que el poder se puede ejercer desde nuestra esencia como mujer. Desde nuestra autenticidad. Creer que sí podemos, que las empresas lideradas por mujeres son más rentables, retienen más talento y desarrollan entornos de participación y cooperación que fomentan la innovación.

Hacia una cultura empresarial igualitaria

En Woman & Power, propongo tres líneas de acción para consolidar una cultura de igualdad efectiva en las empresas:

  1. Eliminar creencias limitantes: Las mujeres deben reconocer y reforzar su capacidad de liderazgo desde la educación hasta el mundo empresarial. Es esencial desmontar barreras culturales que perpetúan la idea de que el poder no es para ellas.
  2. Fomentar el diálogo intergénero: Porque la igualdad no es una “batalla” entre géneros. La igualdad no debe ser solo una causa de las mujeres, sino de toda la sociedad. Ya para lograrlo nos debemos involucrar todos, mujeres y hombres. Promover espacios de diálogo entre hombres y mujeres es clave para generar un cambio real y evitar la confrontación estéril.
  3. Visibilizar a mujeres referentes: Aún hoy, los medios de comunicación y las redes sociales siguen transmitiendo una imagen de la mujer anclada en valores que debemos desterrar. Y son el ejemplo para nuestras niñas y niños. Las líderes empresariales deben ser los faros de inspiración para las nuevas generaciones. Sus historias y trayectorias deben formar parte de la narrativa corporativa para romper con los valores tradicionales de liderazgo patriarcal.

Un reto que nos compete a todos, pero que debemos liderar nosotras

La igualdad de género no es solo un tema de justicia social; es un factor clave para el crecimiento económico y la innovación empresarial. No podemos permitir que la cultura de igualdad en las empresas se estanque o retroceda, porque el sector económico históricamente es motor del cambio social, y no al revés.

El reto está sobre la mesa. Y en ella estamos sentadas. La pregunta es, ¿estamos dispuestas a liderar ese cambio?

Eva DíazEjecutiva, consultora y especialista en liderazgo, estrategia, tecnología y talento y CEO de Shaping The New
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