Las pymes y empresas españolas están comenzando a cruzar la frontera e iniciar también su actividad en Portugal, ya que se trata de un país abierto a la inversión extranjera. Este hecho facilita enormemente la creación de medianas y pequeñas empresas.
El motivo principal se debe a razones estratégicas basadas en la internacionalización, junto con motivos laborales y de simplificación de la burocracia que hacen que Portugal sea ahora más atractivo para invertir.
Además, al tratarse de un mercado siempre cautivo para las empresas españolas, sirve como pie de apoyo para empezar a internacionalizar un negocio.
Todo ello, sin olvidar su regulación laboral, más flexible que en España, en cuanto a los costes laborales, lo que permite no lastrar la rentabilidad de la empresa.
Apoyo al emprendimiento
En Portugal se puede crear una empresa en 24 horas gracias al sistema “Empresa na Hora”. Esto sucede gracias a medidas como la posibilidad de elegir el nombre de la empresa de una lista previamente aprobada, o que el documento de identificación (NIF) y los estatutos de la empresa sean los únicos documentos requeridos para su creación.
Además, cuenta con Golden Visa para emprendedores, que les facilita la inversión en Start Ups, simplificando los procedimientos para conseguir permisos de residencia si son inversores foráneos no europeos.
Para dar este paso y llegar al país vecino, un empresario debería examinar el mercado rival en el país luso para determinar cómo podría establecer su producto o servicio, y a qué precio.
En segundo lugar, se debe determinar si, tras tomar la decisión de ingresar a un nuevo mercado, se debe realizar a través de internet o si opta por tener presencia física en el país desde el mismo instante de su establecimiento.
De igual manera, debe acatar la normativa específica del país y recibir una correcta orientación por parte de profesionales especializados como en dPG Legal, sobre las responsabilidades fiscales y laborales que va a tener que cumplir al iniciar.
Fiscalidad y política portuguesa
Más del 50% de los empresarios de pequeña y mediana escala consideran que la excesiva regulación, la burocracia y la alta tributación obstaculizan el desarrollo de sus empresas. Según estimaciones recientes del Banco de España, la presión fiscal en España alcanzó el 37,4% del PIB en 2024, lo que representa un incremento respecto al 37% registrado en 2023.
En términos comparativos, tanto España como Portugal implementan un sistema progresivo en base a la renta obtenida, aunque Portugal aplica tipos más progresivos para los segmentos intermedios de la renta. Sin embargo, las tasas marginales para los ingresos más elevados son parecidas, y en Portugal, exceden lo estipulado en la Ley de IRPF española (47% en España vs 48% en Portugal).
En Portugal, los ingresos más bajos tributan al 14.50% en el IRPF, mientras que, en España, debido a la transferencia de competencias en el IRPF, los tipos de impuestos varían, obligando a tributar a los ingresos más bajos un 19%.
Por lo tanto, aunque ambos países tienen sistemas progresivos, Portugal aplica tipos más elevados en los tramos intermedios de renta, y las rentas más bajas tributan a un tipo superior en comparación con España.
Sectores que más se mudan
Los sectores que suelen internacionalizarse con mayor facilidad son, principalmente, consultorías, empresas de tecnología y software, debido a que no necesitan presencia física en otras naciones y es un sector con demanda en aumento. Además, debido a su actividad, posee la capacidad de comercializar en varios mercados al mismo tiempo, mediante plataformas en línea.
Un sector que experimenta una creciente internacionalización es el comercio electrónico, que facilita la expansión mediante Amazon, Ebay o Shopify. Al igual que en el ámbito tecnológico, en esta situación se puede realizar debido a que no requieren una presencia física en el país de manera directa. Otro elemento relevante sería la creciente digitalización del consumidor y la expansión del comercio en línea.