SNGULAR y Emprendedores en colaboración con Google organizaron ayer el evento Inteligencia artificial, de la promesa a la realidad en la empresa, que se ha celebrado en las propias instalaciones de SNGULAR. Un encuentro en el que hemos podido presenciar en directo las reflexiones sobre el presente y futuro de la IA en los negocios.
El evento, presentado por Alejandro Vesga, director y CEO de la revista Emprendedores, ha arrancado con una ponencia de Santiago Alarcón, Google Business Director de SNGULAR, en la que ha sentado las bases de cómo esta tecnología ha ido aterrizando en la realidad de los negocios.
Alarcón ha centrado el marco de implementación de esta tecnología en base a cuatro puntos clave: el posicionamiento de cada empresa, la estrategia a seguir, la implementación de la tecnología escogida (asistentes conversacionales, optimización de procesos, etc.) y la propia cultura de la organización (con la importancia de la formación en regulación y seguridad sobre los usos de la inteligencia artificial).
IA: disrupción altamente intelectual
A continuación, Vesga ha entrevistado a Pilar Manchón, directora senior de Ingeniería, Estrategia de Investigación de IA en Google, que ha insistido en la importancia de adoptar esta tecnología porque no hacerlo conlleva a la obsolescencia de los negocios.
Como curiosidad, Manchón ha destacado que la IA es “la única disrupción tecnológica que se optimiza a sí misma. Una disrupción altamente intelectual” y que nos lleva al “cambio más transformacional que hemos vivido nunca”.
Al referirse a sus aplicaciones concretas, Manchón ha invitado a los emprendedores a pensar en su mercado y reflexionar sobre qué va a cambiar. Más que pensar en la propia empresa lo que nos puede dar la medida de su utilidad es cómo va a cambiar el entorno en el que se mueve cada empresa.
El ROI de la inversión en IA
En la tercera etapa del evento, la propia Manchón ha podido compartir sus reflexiones con Enrique Cenizo, head on GenAI Google Cloud Iberia, y José Luis Vallejo, presidente ejecutivo de SNGULAR, en una mesa redonda presentada también por Vesga, que ha arrancado con una pregunta que preocupa mucho a los emprendedores: ¿cómo se mide el ROI de la inversión en IA, en cuanto a la mejora de procesos?
Cenizo ha destacado que “la mayoría de las iniciativas suelen ir muy enfocadas a mejorar procesos existentes. A que en el call center podamos atender a más personas y con más satisfacción, a que seamos capaces de mejorar la eficiencia de nuestros desarrolladores o meter más líneas de código en menos tiempo”.
Si hablamos de casos concretos de cómo la aplican los clientes de Google hay ejemplos de “empresas que en el call center han mejorado en torno al 50% o el 60% la atención y que al final pueden atender muchas más llamadas; revisar contratos y encontrar errores o detectar millones de euros en fraudes gracias a la gestión de alertas. También anticipar incidencias y actuar antes de que ocurra. Eso no tiene un impacto económico directo, pero si se caen los servicios de una compañía y afecta a miles de usuarios, tiene un impacto en tu imagen de marca. En definitiva, hay un impacto directo en ahorro o un impacto indirecto en seguridad”.
Vallejo, por su parte, ha clasificado las ventajas en dos grupos: “Hacer lo mismo que ya hacíamos antes de forma más rápida o más barata, mejorar la eficiencia. O hacer cosas que antes no podíamos hacer. A mí me gustan más las segundas, aunque normalmente las nóminas nos las pagan las primeras”.
Y puso como ejemplo un proyecto pequeño en el que no saben qué retorno va a tener, pero “estamos haciendo algo que hasta hace dos años no podíamos hacer. Como compañía de gente técnica a la que le gusta ‘cacharrear’ con lo último ahí es donde nos motivamos. Es decir, hay un sitio donde ayudamos a clientes a ganar dinero y hay sitios donde estamos tocando cosas que hasta ahora eran como un sueño. Y normalmente esas son las que nos mueven más”.
De los sueños, Vallejo bajó a la tierra para apuntar que el freno en la aplicación de la IA no está en la tecnología, sino en las personas. “Tú tienes unos procesos que siempre han funcionado así, has tenido unos activos que los has metido en tu modelo de negocio, que ha consistido en montar una cadena de valor en base a tus activos, has puesto unas herramientas, unas tecnologías para automatizar eso, para hacerlo eficiente, y ahora cuando dices: ¿cómo cambias tu modelo de negocio para adaptarte a los nuevos tiempos? ¿Cómo cambian los procesos? Las personas somos el freno. Pero llega la inteligencia artificial y empieza a decir, igual en este paso no hace falta una persona, igual aquí ya no hace falta que nos pongamos de acuerdo, ni que este papel se lo des a alguien”.
Si no inviertes, no tienes futuro
Otro de los ejes de la conversación ha versado sobre la pregunta de si la IA es cara o no. Aquí, Manchón se muestra muy tajante: “Creo que lo que hay que ver es qué pasa si no lo utilizas. La obsolescencia, a corto, medio o largo plazo, en función del mercado en el que estés, es un destino seguro. Si no inviertes, no tienes futuro”.
Y ha invitado a pensar más que en coste o retorno en cómo minimizar la inversión “priorizando muy bien los recursos y viendo cuáles son las oportunidades que están más al alcance de la mano de esa empresa en concreto. Es muy difícil hablar en términos generales porque los casos son muy distintos. No es los mismo una pequeña empresa que está empezando que una empresa consolidada, con miles de empleados que en su mayoría serán difíciles de reciclar y cuya ventaja competitiva va a depender de un mercado que está evolucionando a una velocidad todavía incierta. Entonces, la estrategia, las inversiones y demás son muy distintas. El tipo de personas que necesitan es muy distinto. Y el tipo de inversión que necesitan es muy distinto. Entonces, caro, yo diría que no”.
El valor de los datos
Otra duda clave para muchas empresas es si para trabajar con IA hay que tener datos. Y aquí las respuestas de cada uno han sido coincidentes, pero con matices importantes. Así, Manchón ha destacado que gracias a la IA las empresas que no tienen datos estructurados pueden hacer cosas interesantes. Cuando hasta ahora eso era imposible.
“Hemos llegado a un punto de madurez donde incluso con datos no estructurados se pueden hacer cosas muy interesantes. Entonces, ya empiezas a descubrir que tienes una mina de oro que has estado acumulando y ahora le sacas provecho”.
Vallejo ha destacado la importancia de tener criterio, más que disponer de datos. “Las herramientas que tenemos ahora se alimentan de datos propios y de terceros. Generan un montón de trabajo automático que puede ser a corto plazo muy útil, pero el último toque en el que tú tienes que decir que esto me vale o no me vale, tiene que ser tuyo. Y para eso tienes que saber leer que esas propuestas, que esos resultados que te elabora la máquina, tienen sentido o no tienen sentido. Y para eso tienes que tener criterio”.
Y Cenizo ha subrayado que “estamos dando un excesivo valor a que con datos todo se arregle. Y hay gente que con muy pocos datos puede obtener buenas conclusiones y otros que con muchos datos no aprenden. Los datos son importantes, pero no es el factor diferencial. Para bien o para mal, las personas suelen marcar la diferencia y aquí el cómo aprovechar los datos es lo diferencial”.