Si fuese una chica, a Carlos Uraga Pastor se le podría decir eso de ‘hacerse la rubia’ en el sentido de que intenta aparentar ser menos listo de lo que es. Tal vez sea porque es muy guapo; porque de vez en cuando sale en el papel couché o porque, aún siendo un apasionado de la tecnología, en la conversación elude los tecnicismos para hacer sencillo lo complejo. Y eso que es de Bilbao.
Pero la realidad es que, desde que empezara a emprender a los 24 años hasta el momento actual, con 37, Carlos Uraga ha tenido tiempo de montar ocho empresas, algunas con más acierto que otras, que tampoco esquiva el tema de los fracasos. Ello no ha sido óbice para integrarle en la lista de los L@s 100 emprendedor@s de Emprendedores de 2024.
Plásticos convertidos en combustible
Su último proyecto es Nantek, una startup que el CEO y fundador define como “una empresa de sostenibilidad”. Esto, que suena facilito, se traduce por el diseño propio de un reactor y un proceso patentado capaz de convertir el plástico y otros residuos de los que tiramos al contenedor amarillo en combustibles sintéticos de segunda generación. Resuelven así un problema medioambiental global, que es el de acabar con todo el plástico que generamos para devolverlo, en un modelo de economía circular, a la cadena de valor en forma de un combustible de segunda vida que, técnicamente, ni contamina ni añade más carbono a la atmósfera.
La forma que tienen de conseguirlo es introduciendo los residuos en el reactor a alta temperatura y cierta presión, tras lo que se añaden una serie de reactivos y se descomponen todos los materiales generando aceite de pirólisis, my próximo a la gasolina o el diésel y útil en determinadas industrias. El proceso no requiere la separación de los plásticos que van directamente del contenedor al reactor.
Hasta aquí el papel de ‘buenos’ que desempeñan en Nantek porque luego sus clientes, las refinerías o las petroquímicas, pueden hacer con el aceite de pirólisis lo que estimen conveniente.
El origen
La idea surge de una investigación que estaba haciendo Uraga relacionada con la nanotecnología y los nuevos materiales, una de sus asignaturas preferidas en sus tiempos de estudiante de Ingeniería Industrial en la Universidad de Mondragón que luego completó en Alemania en la TUM (Technical University of Munich) y el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT).
Entendía que era el momento propicio para desarrollar una solución de sostenibilidad con un mercado relativamente maduro, una regulación a su favor y una sociedad cada vez más demandante de este tipo de soluciones. Claro que desarrollar una tecnología y un proceso nuevo implica todo un desafío, motivo por el cual se rodeó de quienes él considera los mejores.
En su equipo actual de siete personas se incluye Mikel Azcona, doctor científico especializado en la investigación aplicada en la mejora de procesos y desarrollo de nuevos productos enfocados al mundo del reciclaje y revalorización de residuos, además de emprendedor. A él y a todo el equipo agradece Uraga la colaboración así como a las instituciones, públicas y privadas, e inversores que han hecho posible el progreso de Nantek.
La expansión de Nantek
El proyecto se encuentra actualmente en fase de implementación de la tecnología. Para poder demostrar la validez de su ingenio y homologarlo antes de empezar con la comercialización, han tenido que construir en el puerto de Bilbao una primera planta productiva, la cual pretenden ampliar a una capacidad de hasta 25.000 toneladas de plástico al año, el equivalente a 18.000 toneladas de combustible.
Cierto que en los proyectos industriales, hacer el famoso Producto Mínimo Viable (MVP) resulta un poco carillo, pero solo así han podido validar la propuesta y ponerse en contacto con otras organizaciones para escalar el negocio.
En la actualidad están abriendo plantas en Qatar, Abu Dhabi y EEUU además de las que ya tienen proyectadas para Bilbao (junto a Prezero), Almería (junto a la Diputación de Almería), Tenerife (junto al puerto de Granadilla). Estas están proyectadas para 2026.
Aún así, insiste el CEO en subrayar que el propósito no es dar con una solución rentable y escalable, que también, sino que priorizan el impacto medioambiental y social porque el objetivo final es mejorar la calidad de vida de mucha gente y la del planeta para hacerlo 100% sostenible.
Nantek no es la primera iniciativa emprendedora de Uraga. Antes montó varios emprendimientos relacionados con la formación de idiomas para adentrarse, posteriormente, en el mundo de la robótica como miembro fundador de Acutronic Robotics.