Con By Humans podríamos estar hablando de un océano azul de libro, que es lo que los mismos fundadores dicen que sintieron cuando identificaron la oportunidad de negocio.
“Nuestra empresa es la primera entidad certificadora registrada en la UE que acredita que un producto o servicio ha sido ejecutado por un ser humano y no por una Inteligencia Artificial. Ofrecemos una herramienta diferenciadora a las empresas y profesionales independientes que realizan sus labores íntegramente con medios humanos, aportándoles un aumento de prestigio empresarial y reputacional, un posicionamiento ético y social a favor de los derechos de propiedad intelectual y la veracidad”, es la definición que ofrecen los promotores de By Humans.
La idea corresponde a Martí Santiago (29 años) y Lucía Polinario (26), de Barcelona y Córdoba, respectivamente. Se conocen desde 2019, mientras Martí realizaba un master en Andalucía, pero no es hasta 2023, residiendo ya ambos en Barcelona, cuando se viraliza una imagen del Papa Francisco I vistiendo un enorme abrigo de plumas blanco.
Luego se aclaró que era un fotomontaje generado a través de la Inteligencia Artificial (IA), pero la sensación de que a partir de ahora iba a ser difícil creer en algo y de lo complicado que iba a ser, con el uso masivo de IA, distinguir entre algo hecho por una máquina de algo hecho por un humano, quedó ahí.
“¿Y si lo hacemos nosotros? Y lo hicimos!”
Sobre este tema mantienen una conversación Martí y Lucía de la que concluyen lo oportuno que sería que alguien desarrollase un disclaimer o una especie de sello de autenticidad que diese fe de que un trabajo está hecho por humanos o, al menos, avisar de que es producto de la IA. La charla acaba con una pregunta: «¿Y si lo hacemos nosotros?» Y lo hicieron.
De gran utilidad para poner en marcha la idea de negocio fue el background de Lucía. Antes de animarse a emprender, trabajó como asesora en un bufete de abogados especializado en propiedad industrial e intelectual, en el que conoció la figura de la marca de garantía/certificación y redactó un reglamento de uso para un cliente.
Esto le sirvió para redactar después el documento de 30 páginas que presentaron ante la entidad competente de la Unión Europea para que les acreditase como Certifying Entity dentro de una propuesta totalmente novedosa que abre un nuevo nicho de mercado.
El nuevo nicho
Se erigen así como entidad autorizada para realizar, dentro del ámbito de la Unión Europea, actividades de certificación ante terceros de calidad, evaluación y conformidad relativas al no uso de Inteligencia Artificial y acreditación de productos y servicios ejecutados enteramente por humanos.
La empresa, con sede en Córdoba, la constituyen el 2 de junio de 2023, con una aportación inicial de 2.000 euros de capital social. Luego invertirían algo más hasta alcanzar los 6.000 euros que han desembolsado hasta el momento para poder disponer de una página web profesional, profundizar en sus conocimientos y estar así al día de todas las novedades de la IA, que son abundantes y veloces.
Saben que, tarde o temprano, necesitarán más financiación para crecer y ganar visibilidad en el ecosistema, por lo que se plantean elegir entre la opción de un crowdfunding o alguna ronda de inversión.
El registro de la marca de certificación lo solicitaron hace unos ocho meses, pero han empezado la actividad comercial hace apenas unas semanas. “Debíamos esperar a la concesión de la marca”, dicen.
En cuanto a la forma de monetizar, se basa en el pago de una cuota anual por parte de los clientes al objeto de obtener la licencia de uso de la marca de certificación. Una vez concedida la licencia, pueden añadir el sello en sus productos o servicios certificados para aportar un valor diferencial.
El deseo es hacer accesible la herramienta a clientes de todo tipo y tamaño, motivo por el que han establecido unas tarifas bastante ajustadas. “Además, aunque no está directamente relacionado, esperamos un volumen de análisis, auditoría y certificación bastante diferente entre una gran empresa que factura 5 millones y un autónomo que factura 50.000 euros”.
El target
Son conscientes de que sus servicios no aplican a todas las empresas, pero el sueño de aquí a unos años es “poder contar con una buena base de clientes que valore el trabajo humano y con los que trabajemos codo con codo de forma continua”.
También les gustaría, en sucesivas fases, desarrollar embajadores de marca que les ayudasen a «transmitir el mensaje de concienciación y valoración el trabajo de las personas. La idea sería ofrecer nuestro sello de forma gratuita a las personas que estén en consonancia con los valores de la marca».
Por el momento, han detectado ya nueve tipos de productos o servicios en los que el sello de By Humans puede generar un valor añadido para las empresas y profesionales independientes: textos, traducciones, producción audiovisual, ilustraciones, producción musical, diseño arquitectónico, planos y dibujos técnicos, código informático y recursos humanos.
¿Cómo lo hacen?
En By Humans han desarrollado formularios de inspección para cada producto/servicio certificado, además de contar con diversos softwares de detección de IA y de realizar auditorías aleatorias in situ.
Poniendo como ejemplo el caso de un periodista, ellos mismos explican la forma de proceder: “Para certificar la escritura, preguntamos de dónde sale la idea para elaborar el texto, si se trata de un encargo, si hubo una reunión que pueda confirmar que la idea estaba en proceso, de dónde surge la inspiración, cuánto tiempo le llevó desarrollarla, otras versiones del mismo documento, si el texto ha sufrido modificaciones o si se cuenta con borradores, qué trataba de transmitir y por qué… Incluso, solicitamos otros textos de esa misma persona para comprobar si existe un estilo similar, un signature style. Si una persona realmente ha confeccionado ese texto, podrá responder esas preguntas sin problemas. Si la respuesta no es convincente, uniremos este diagnóstico humano al resultado de una detección de alta probabilidad de IA detectado por uno de nuestros softwares”
De esta forma, tras una auditoría inicial, se obtendrá un triple resultado:
Positivo: Se cuenta con el convencimiento de que, para el objeto revisado, no se ha empleado Inteligencia Artificial en los últimos 6 meses ni se empleará posteriormente. Solo en el caso de ajustarse a estos requisitos, se concederá el sello a ese producto o servicio.
Negativo: Se dispone de indicios suficientes para determinar que se ha empleado IA para el producto o servicio del que se solicita el sello. Tras este resultado, se rechazará la solicitud del interesado.
Indefinido: Con la información proporcionada no se puede determinar fehacientemente la ausencia de IA en el producto o servicio. Este resultado no implica ninguna penalización. Sin embargo, el solicitante deberá cumplimentar dos nuevos formularios de verificación, sin que el resultado de estos pueda volver a ser indefinido.
¿Qué pasa si una empresa con la certificación usa IA?
También para esto tienen respuesta los fundadores. “Se impondrá una sanción económica por incumplimiento. Hay tres tipos de sanciones en función del tipo de infracción, existiendo siempre la posibilidad de retirada temporal o definitiva de la licencia de uso”.
Para despejar cualquier duda de que la motivación final de las sanciones no es obtener un beneficio económico, asumen el compromiso de destinar el 40% del importe de cada sanción a organizaciones sin ánimo de lucro, elegidas al azar entre todos los países de la Unión Europea, cuya misión sea la empleabilidad. Asimismo, el usuario sancionado podrá solicitar documentación justificativa del destino de dicha sanción, así garantizamos la transparencia.
En cualquier caso, aclaran que lo que certifican son productos o servicios, no empresas, de manera que una organización acreditada con el sello de By Humanas en uno de sus productos, podría luego hacer uso de la IA para otros. El motivo, dicen, es ofrecer mayor libertad a los clientes. Así, en el supuesto de un ilustrador, podría éste realizar sus dibujos completamente a mano y tener sus ilustraciones certificadas, mientras que luego podría emplear IA para la creación de la página web donde las vende.
“Somos conscientes de que la IA crecerá mucho, puede ser una herramienta útil y debemos compartir caminos. En absoluto nos posicionamos en contra de la IA, sólo queremos proporcionar un elemento diferenciador a los productos y servicios íntegramente realizados por un humano”, afirman.
Entonces, ¿por qué lo hacen?
Además de haber dado con una idea de negocio muy original, otra de las mayores satisfacciones de los fundadores de By Humans es sentir que se alinea plenamente a sus valores personales.
“A nivel ético, hay algunas incógnitas que la IA todavía tiene que resolver- continúan- Algunos de los datos, imágenes y estilos con los que se ha alimentado a la IA, han sido incorporados sin el consentimiento de sus autores”. Como prueba citan la reciente demanda interpuesta por el New York Times contra OpenAI y Microsoft por el uso de obras con derechos de autor en la IA.
“Con el sello te estás posicionando a favor de la propiedad intelectual. Aquí en España, contamos con Arte es Ética, una entidad que lucha a favor de estos derechos y está haciendo una gran labor de divulgación, solicitando una regulación taxativa de la IA y respetuosa con los derechos de copyright de los autores”.
Otra de las razones en las que apoyan su argumentario es el hecho de que la IA pueda tomar decisiones sesgadas, conforme a los datos que la nutren. “Esto puede provocar una discriminación en términos de igualdad hacia colectivos históricamente oprimidos”.
Finalmente, mencionan los cada vez más habituales casos de fake news o deepfakes, las cuales pueden, muchas veces de forma intencionada, distorsionar la realidad informativa. Desenmascararlas, sería otra gran utilidad de la herramienta.
Convivir con la IA
El hecho de que la solución de By Humans se oriente a identificar trabajos hechos con IA no implica que sus fundadores abominen de dicha tecnología, “de hecho, proponemos vivir con ella” reconociendo, además, que en ella radica su razón de ser y que sus logros en ámbitos como el sanitario, son notables.
Tampoco piensan que el trabajo realizado por un humano tenga que ser necesariamente mejor que otro hecho con IA. Lo que cambia, a su juicio, es el valor social y cultural que aporta la intervención humana empoderando la creatividad y la toma de decisiones arriesgadas.
“Si valoramos más nuestra propia cognición como humanos, tendremos más independencia intelectual y económica frente a las empresas que controlan las herramientas de inteligencia artificial”, concluyen.