El agotamiento profesional ha crecido entre los trabajadores españoles y, al menos, siete de cada diez lo sufren o lo han padecido durante su trayectoria laboral, según datos de Glassdoor.
Además, otros indicadores como la preocupación por el estrés también han aumentado. En concreto, un 124% en todo el país, lo que explicaría por qué las búsquedas en internet sobre ‘cómo manejar el estrés en el trabajo’ se dispararon un 250% en el último mes.
Según el director de Liquidation Centre, Richard Hunt, esto se debe a un problema en la gestión de la salud mental de los equipos, lo que tiene consecuencias directas en el compromiso de los empleados.
De hecho, el compromiso global de los trabajadores cayó a solo un 21% el año pasado, una cifra que económicamente se traduce en 438.000 millones de dólares en pérdidas de productividad en el mundo.
“Cuando el compromiso cae a mínimos durante la era pandémica, indica un desajuste más profundo entre la forma de trabajar de las personas y lo que necesitan para prosperar”, advierte Hunt.

Por ello, asegurarse del bienestar de los empleados es fundamental, “y eso empieza por una comunicación transparente, una mayor autonomía y una auténtica inversión en el bienestar psicológico”, asegura el profesional. Entre las medidas destacadas que pueden ayudar a las empresas a mejorar la salud mental de sus empleados se encuentran:
1. Más autonomía en la forma de trabajar
Una de las formas propuestas para liberar tensiones entre los empleados es darles libertad en su forma de trabajar, es decir fomentar los horarios flexibles, el teletrabajo o permitir que elijan las herramientas y procesos que más les convengan.
Estos pequeños cambios aumentan la confianza de los trabajadores porque cuando las personas se sienten dueñas de su tiempo suelen comprometerse más y estar más motivadas en en sus posiciones laborales.
2. La salud mental como política incondicional
Las personas deberían sentirse autorizadas para tomarse un tiempo libre y cuidar su bienestar emocional sin ningún tipo de remordimiento, por lo que crear una cultura de trabajo resultaría prioritario para experimentar una mejora en la productividad.
Para ello, sería necesario un cambio de mentalidad por parte de los directivos y mostrar la confianza en los equipos para que utilicen estos “tiempos personales” de forma responsable.
3. Técnicas de reducción del estrés
Las empresas deberían invertir en formación que enseñe a los empleados habilidades como la respiración pausada o la relajación muscular. A través de sesiones sobre ‘Fitness mental’, talleres o retos, el objetivo de estas técnicas es que se reinviertan en la vida laboral diaria y obtener así un entorno social más sostenible. Algo importante sería que los directivos pudieran participar, porque su exposición daría un buen ejemplo y reforzaría la legitimidad de las iniciativas.
4. Diseñar lugares de trabajo para reducir la ansiedad
Los estudios indican que espacios laborales en los que se incluyen plantas ayudan a reducir la ansiedad y la fatiga en un 38%, por lo que diseñar oficinas en las que entre luz natural, con zonas tranquilas o cabinas acústicas puede ayudar a la relajación de los empleados.
Además, aquellos que trabajen a distancia podrían disfrutar de otras ayudas como como purificadores aires para demostrarles que ellos también están presentes en las políticas de la compañía y su bienestar es importante.
5. Crear sistemas de apoyo visibles para trabajadores
No sirve de nada tener programas de apoyo si los trabajadores no saben que existen y se sienten seguros de utilizarlos. Por lo tanto, es aconsejable informar periódicamente de los recursos sociales que tenga la compañía e incorporar recordatorios constantes.
Entre ellos, se pueden emplear boletines internos, canales de Slack o un enlace directo en la web de la compañía para pedir ayuda a Recursos Humanos.
6. Respeto por las funciones de los empleados
La última de todas ellas es una de las principales causas de estrés que se produce en la actualidad en los entornos de trabajo. Cuando las funciones y responsabilidades son imprecisas, los empleados pueden sentir ansiedad, dudas o pérdida de energía y motivación.
Por ello, que los empresarios apliquen herramientas como los gráficos RACI (responsable, con autoridad, consultado, informado) para delimitar funciones y realicen comprobaciones periódicas para aclarar responsabilidades irían por buen camino. Con ello, los empleados comprenderían sus líneas jerárquicas y sus métricas de rendimiento.