El emprendimiento femenino está en plena transformación. Cada vez, más mujeres que eligen emprender y contribuir activamente al desarrollo económico y empresarial de sus compañías.
Según el Observatorio del Emprendimiento Innovador Femenino, una de cada cinco startups en España está liderada por una mujer, un crecimiento respaldado también por el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA), que indica que nueve de cada diez nuevos autónomos en 2023 fueron mujeres.
En la actualidad, en España hay 650.000 mujeres emprendedoras. En el mundo, 128 millones de mujeres están liderando empresas consolidadas, y desde 2012 ha disminuido un 6% la brecha de género. Nuestra plantilla es un reflejo de esta transformación. Está configurada por un 59,38% de mujeres, de las que un 47,6% ocupa puestos de responsabilidad.
Cada vez son más las que se aventuran en una iniciativa empresarial. La Tasa de Actividad Emprendedora entre el sector femenino se ha incrementado un 7% en 61 economías del mundo en apenas unos años, alcanzando el 11% a nivel global. Sin embargo, en España esta tasa aún no supera el 4,5%, y sigue siendo inferior a la de los hombres.
Aunque persiste una brecha en este aspecto, también nos encontramos datos muy positivos. La media de edad de las mujeres que desean crear una startup ha descendido. Esto supone una transformación en las expectativas profesionales y personales de las nuevas generaciones de mujeres, que encuentran en el emprendimiento una vía de independencia económica y profesional desde una edad temprana. A esta metamorfosis está contribuyendo la diversificación del liderazgo empresarial, la innovación, el uso de la tecnología, y el impulso de la igualdad de género en el mercado laboral.
Según el Informe ‘Especial Global Entrepeneurship Monitor ‘(GEM) sobre emprendimiento femenino, la media de edad de la mujer emprendedora en España es de entre 25 y 34 años. Entre las motivaciones para emprender está la detección de una oportunidad en el mercado, pero también conseguir una mayor autonomía.
Está demostrado que la juventud no está reñida con la capacidad. Más del 50% de las emprendedoras tienen un nivel educativo superior y experiencia previa en el mundo laboral. Un 26% tenía una trayectoria profesional de entre uno y cinco años antes de aventurarse al mundo empresarial, y un 20% contaba con al menos una vida laboral de entre 6 y 10 años. De hecho, muchas de las mujeres emprendedoras se encontraban trabajando en el momento de crear una startup.
A pesar de esta tendencia al alza, las mujeres emprendedoras aún se enfrentan a numerosos desafíos. Uno de los más relevantes es la falta de referentes, los estereotipos de género siguen concentrando a las mujeres en sectores tradicionalmente feminizados, como los servicios, y limitando su presencia en áreas digitales y tecnológicas.
No obstante, están comenzando a ganar terreno en estos sectores: la creación de startups tecnológicas lideradas por mujeres ha aumentado del 6% al 8% en 2023, según el último Mapa del Emprendimiento.
Otros obstáculos que mencionan las mujeres en su proceso emprendedor son la falta de redes de apoyo de su entorno, las demandas relacionadas con la conciliación de la vida familiar y personal o el acceso al crédito y a la financiación.
Sin embargo, las empresas emergentes compuestas exclusivamente por mujeres obtuvieron el pasado año en España más financiación, que las compuestas por equipos mixtos, una media de 6 millones de euros frente a 4,3 millones, según el Barómetro de Sista y Boston Consulting Group.
En el caso de Avalmadrid, a fecha de 31 de octubre, se habían destinado 7,8 millones a avalar operaciones de pymes y autónomas mujeres; de ellos, un 29% correspondían a proyectos de mujeres emprendedoras.
La consolidación de las empresas y sus expectativas de crecimiento son otro de los retos. Solo un 20% espera generar más de 6 empleos en los próximos años. Creer en sus propias capacidades y trabajar con entidades que ayuden a reforzar sus proyectos contribuirá a mejorar las expectativas de crecimiento y a la internacionalización de sus negocios.
Aún son muchas las barreras existentes para el emprendimiento femenino en nuestro país, pero los datos reflejan un avance positivo.
La radiografía del sector evidencia la importancia de reconocer y visibilizar a las mujeres emprendedoras como motores de cambio y de crecimiento económico y, para ello, es fundamental promover iniciativas que permitan superar los desafíos a los que se enfrentan en su camino empresarial. Solo así el emprendimiento puede consolidarse como una alternativa real y efectiva.
