Acabamos de abrir un nuevo año. Son muchas las pymes que hacen balance, revisan sus planes de negocio, reconsideran estrategias y ponen en marcha nuevas iniciativas. La planificación para garantizar estabilidad y crecimiento resulta prioritaria.
Por supuesto, todo dependerá de las circunstancias empresariales específicas de cada una, aunque existe un área de oportunidad que sigue siendo clave y, lamentablemente, aún no lo suficientemente aprovechada: la expansión internacional.
Las pymes constituyen la columna vertebral del tejido productivo español. Representan el 99% de las empresas nacionales y generan dos tercios del PIB anual del país. Resulta esencial apoyar la labor de aquellas que ya se han abierto al comercio internacional, y sus esfuerzos por impulsar la Marca España, así como por avanzar en su internacionalización y dar visibilidad a su importante papel en la economía del país, a pesar de las cambiantes condiciones del mercado.
Por supuesto, ayudar a incorporarse al mercado internacional a las pymes que aún no lo han hecho, pero tienen este objetivo, es también necesario.
¿Por qué es importante la internacionalización para una pequeña empresa?
Hay varias razones. Una de ellas, quizá la principal, es que los mercados internacionales permiten a las pymes diversificar con cierta rapidez las fuentes de ingresos y ampliar su base de clientes. Las que logren expandir su negocio más allá de las fronteras nacionales tomarán ventaja de la diversificación geográfica para mitigar los riesgos en épocas de declive económico local, al tiempo que abrazarán nuevas oportunidades de crecimiento, con especial interés en los mercados emergentes dadas las previsiones que existen de un significativo aumento en ellos de la demanda de productos y servicios en los próximos años.
La entrada a nuevos mercados internacionales también puede impulsar a la pyme a competir e innovar para mejorar en áreas como la calidad e innovación del producto, la eficiencia operativa y los niveles de servicio al cliente. Fundamental para su competitividad en un mercado cada vez más complejo.
Otra razón de enorme peso es que el comercio electrónico sigue -y seguirá- creciendo, manteniendo un papel protagonista como impulsor de la economía mundial. De hecho, se prevé que las ventas a través de comercio electrónico superen los 7,4 billones -con “b”- de dólares en 2025, según Statista.
De acuerdo con Forrester, el 20% de las ventas minoristas mundiales se realizan ahora en el canal online, y las ventas digitales seguirán aumentando drásticamente, alcanzando un potencial de 6,8 billones de dólares en 2028. Cifras descomunales que se traducen en más compradores moviéndose en los entornos e-commerce, lo que amplía oportunidades para los vendedores que pretenden llegar a cualquier cliente del mundo.
En este contexto, tener las herramientas digitales adecuadas es el primer paso para que una pyme esté preparada para abrirse el comercio internacional. Sin embargo, datos de BeeDIGITAL desvelan que solamente el 31% tiene página web, y únicamente dos de cada cien cuentan con un servicio de e-commerce integrado. Resulta esencial asesorar y ayudar a las pymes a mejorar estos aspectos antes de empezar a estructurar la necesaria estrategia de comercio electrónico enfocada a dar el salto a las ventas internacionales.
Existen múltiples recursos disponibles, incluidas herramientas digitales avanzadas, para ayudarles a recorrer el camino. El Kit Digital, por ejemplo, forma parte de una iniciativa del Gobierno de España que busca apoyar la digitalización de pymes y autónomos, con el objetivo de facilitar la transformación digital y fomentar el crecimiento sostenible en un entorno empresarial cada vez más exigente.
Normas y reglamentos
Otro gran reto para muchas pymes radica en entender y dar cumplimiento a la complejidad de las normativas y reglamentos comerciales y fiscales, que varían según el país en que se opere y quedan sujetos a cambios frecuentes. Esta percepción es, de hecho, una de las primeras preocupaciones que exponen las pymes cuando abordan la posibilidad de abrirse al comercio exterior; y lleva a mucho pequeños empresarios a retrasar, e incluso desistir, afrontar una estrategia de expansión internacional.
El miedo a que el cumplimiento de las normativas y las tasas aduaneras sea largo y caro paraliza muchos proyectos antes de empezar. En este aspecto, asociarse con un líder logístico de confianza y con capacidad internacional es un punto clave ya que puede encargarse directamente de todas estas tareas o ayudar a la pyme a hacerlo.
La expansión en el comercio internacional no es sólo para las grandes corporaciones, es un movimiento cada vez más accesible y estratégico para cualquier pyme que busque diversificarse, innovar y crecer y, muy importante, con soluciones de envío y operativa de bajas emisiones, un imperativo actualmente. Con los recursos, los socios logísticos y la estrategia de comercio electrónico adecuados, cualquier empresa, independientemente de su tamaño, tendrá todas las herramientas para aprovechar esa oportunidad.
Hagamos de 2025 el año en que cualquier pyme pueda abrazar al mundo y gane posiciones para seguir siendo competitivas y optar al crecimiento.
