La adopción de la jornada laboral de 37,5 horas semanales es la medida estrella con la que quiere ser recordada la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz.
“Escribimos una nueva página en el libro de las grandes conquistas laborales de nuestro país. Ésta es una gran conquista laboral que se va a estudiar en todas las universidades del mundo”, declaraba Díaz, en su comparecencia de esta mañana, en la que ha anunciado que ha alcanzado un acuerdo con los sindicatos para reducir la jornada laboral máxima a 37,5 horas semanales sin recorte salarial.
Tras casi un año de negociaciones con la patronal y los sindicatos, la ministra no ha logrado poner de acuerdo a todas las partes para modificar el Estatuto de los Trabajadores y reducir la jornada laboral, endurecer el registro horario en las empresas y elevar las multas a las compañías que lo incumplan. Si sale adelante, será sin el apoyo de la patronal.
De este modo, se inicia la tramitación parlamentaria del texto, en el que se especifica que las comisiones negociadoras de los convenios colectivos de las empresas que contemplen una jornada laboral semanal superior a las 37,5 horas cuando entre en vigor de la norma dispondrán de plazo hasta 31 de diciembre de 2025 para adaptarse, como especifica el Ministerio de Trabajo.
Sin apoyo suficiente para su aprobación
El anuncio se produce dos días después de que el ministro de Economía, Comercio y Empresa, Carlos Cuerpo, abriera la puerta a un posible retraso de la reducción de la jornada laborar hasta 2026, con objetivo de lograr los apoyos parlamentarios necesarios para sacar adelante la reforma, tal y como informaba El País.
No en vano, el Gobierno es consciente de que no tiene garantizados los votos necesarios para sacar adelante la medida anunciada por Díaz. Por ejemplo, Junts, el partido ‘teledirigido’ por Carles Puigdemont desde Bélgica, no parece dispuesta a prestar su apoyo a la reforma.
De este modo, el Gobierno tendrá que acelerar las negociaciones para alcanzar el número de votos necesarios para aprobar la ley cuando llegue al Congreso, un proceso que todavía llevará un tiempo considerable.
Aunque el Ministerio de Trabajo pretende que se tramite de forma urgente, el camino es largo. Lo más probable es que la reforma se desarrolle a través de un proyecto de ley que se lleve al Consejo de Ministros tras su paso por el Consejo Económico y Social. Y después se remitirá a las Cortes.
Así, todavía podrían transcurrir dos o tres meses hasta que llegue al Consejos de Ministros, a los que habrá que añadir un mínimo de tres meses más de tramitación parlamentaria.
Por tanto, en caso de salir adelante y aprobarse, es difícil que la reforma de la jornada laboral entre en vigor antes del último cuatrimestre del año.
¿Preparados para la jornada laboral de 37,5 horas?
Como decíamos anteriormente, la reforma que prepara el Gobierno no contempla únicamente la reducción de la jornada laboral, sino que también trae novedades en cuanto al registro horario, desterrando los métodos analógicos y apostando decididamente por sistemas digitales, como contábamos en este artículo.
Igualmente, el Gobierno tiene la intención de aumentar las sanciones impuesta a aquellas empresas que incumplan el control horario. Por ejemplo, con la nueva ley se podría imponer una multa por cada trabajador con un horario irregular, en lugar sancionar a la compañía en su conjunto por todas las irregularidades registradas. Además, se elevará el importe de las multas por las infracciones más graves hasta los 10.000 euros por trabajador, frente al máximo actual de 7.500 euros por empresa.
